martes, 10 de noviembre de 2009

Posted by Claudio Dennis Arriojas |

Quizás no logres entender estas líneas obscuras,

te presentas voluptuosa y sencilla, deseable… asesinable, sabes que la inercia con la que te muestras me desespera, esa obstinación tan obstinada no hace otra cosa que excitarme.

¿Crees que un hombre es capaz de dar la vida por una mujer?, yo lo haría solo por recibir el premio, por sentir como tus pezones se erectan entre el jadeo al rozar contra mi pecho.

¿Te imaginas?, debieras hacerlo, imaginarte desnuda y penetrada, gimiendo, dándome tu cuerpo, base eterna de mi instinto suicida, egocéntrico, de mi pulso de vida.

Nada puedo hacer cuando vivo solo para penetrarte, para separar los labios de tu entrepierna y llorar por la férrea convicción de que ha acabado la vida.

Te imagino desnuda al final de esa historia que yo no quiero contar y que nadie quiere leer, nadie tiene el interés de saber si fuimos al cine o a comer, al zoológico o a algún sitio ilógico e inverosímil que nada tiene que ver, vamos al grano, al sexo, a tu desnudes, veámonos al infierno. El infierno dantesco de ese cuerpo desnudo y voraz que se convierte en muralla deseando un ariete, un ariete o jinete que te cabalgue.

El sueño se hace realidad, estando en el infierno veo tu entrepierna seductora y sexual que se abre poco a poco invitándome a entrar, el rock esta sonando, el ruido estridente me marca el compás, ¿Francés, griego o ingles? Decide, o los tres a la vez, soy el demonio absuelto de su culpa.

Me encanta tenerte, me encanta ser el segundo, tercero o cuarto, me encanta ser quien rompa tu himen, soy la sustancia corrupta que te hace feliz, vivir y morir, esa dosis de maldad que te impulsa a vivir. Cuéntame, ¿En qué piensas mientras te penetro?, ¿en qué cuando me haces sexo oral?, ¿acaso es con sentir como te lleno de mi?, grita más mientras te recuerdo lo perra y fácil que eres, se que te excita, no tengo sexo contigo por lo que siento al tenerte, lo tengo por el éxtasis general que me da ver el brillo de tus ojos al segundo orgasmo.

Vaguemos por las posiciones, por la libélula que tanto te gusta mientras aparte del ruido de la música solo se oye el golpear de mi pelvis en tus nalgas, los gritos se convierten en un éxtasis que me hace volar, es la primera vez que te tengo, la ultima, después la muerte, verter mi sangre al mundo después de haber acabado dentro de ti.

0 comentarios:

Publicar un comentario