Algo que escribi en clases...

En torno a la Imagen... Hoy, inicio del fin, atrapado entre las almas de quienes intentaron ser felices, abrazado a la cintura del ser amado, cuyos senos se incorporaban al campo de las posibilidades orgásmicas, intelectuales, sentimentales… renunciadas en nombre de la tranquilidad. Movimiento que sigue a la vanguardia artística, surrealista, filosófica, teórica, literaria, de un cristo homicida que no sabe de arte ni de lo espectacular, entre la buena racha de la ubicación de un concepto en la normativa oficial, novedosa de la ignorancia, seca, ante la ausencia de un amor, distante, que se olvida en nombre de la ardua pasión de no querer olvidar, condenarte, desafiarte.

Espero una decisión, entre ideas y conceptos de un sistema de coordenadas que te hacen participar en un juego de deseos y extrañamiento, ante una descripción honesta de un pasaporte al infinito, individual y divertido, mientras se establecen las reglas y te imaginas un avión, entre sabanas y cama, nunca más pasará.

Relación directa entre el producto de un sentimiento y la dinámica propia del funcionamiento de los cuerpos, influenciada aunque no determinada por la preponderancia de una palabra, amor, en perspectiva al punto de fuga renacentista de la plástica formal, en autonomía del campo del terror, autárquico, que te impide evolucionar en conjunto a quien entra forzado al pasado relacional, inconcientes al ser diferentes, te extraño, te odio y te amo, avalado por el más allá del bien y el mal, de las características propias del devenir histórico, de la culpabilidad de perderte, hecha ya. Realidad demente en la academia glamorosa del arte angélico fundamental, de la parte del conjunto abofeteado por el irrespeto mutuo des desapego, artístico amatorio.

Sin esperar que vuelvas a mi realidad objetiva del maestro autoritario, empleado de un corazón sacrificado por una conciencia asesina, ferviente, a punto de ser incorporada al control del amor azteca, ante el ser tlaxcalteca que renuncia… y es dominada por el capital simbólico de una caricia, formada a partir del dolor de tu vientre perforado por una culpa superior, una manzana prehistórica de la que no debías comer, sin resguardo respaldado por la realidad simbólica y obstinada de tu ser infinito, extrañado, amado, esperándote, decidiéndote, en el mismo papel no acordado, el papel del bien más abstracto, el amor…

Claudio Arriojas